La paradoja de lo imposible-
La paradoja del facebook – o de lo imposible-: le envias
mails a un ayuntamiento, por ejemplo, y no dan acuse de recibo. Nada. Ni un
“por ahí te pudras”…
Le escribes el mismo mensaje al Facebook, y la primera vez
te dicen: “Gracias por la info. Se lo reenviamos a la persona competente –que
jamás da tampoco señales de recibo, eso lo agrego yo-“. La segunda vez, te
dicen: “Este no es lugar para enviar esta información. Escriba por favor directamente
al ayuntamiento…” Así que, google mediante, entras a la página web del
ayuntamiento en cuestión. ¡Y en ninguna lado aparece la dirección de mail del
programador de cultura o fiestas!...
Entonces, invocando a los dioses, llamas directamente al
Ayuntamiento, pidiendo hablar con el concejal de Cultura o Fiestas, y te dicen:
“Ah, el no viene casi nunca por acá…” Ok, le dices, al borde ya del ataque de
nervios. ¿Me podrías suministrar su dirección de mail? Es para enviarle una
información sobre los distintos proyectos musicales que llevo, también algunas
cosas de teatro…” Ah, te responde el interlocutor. Envíelo directamente a la
dirección del ayuntamiento, que ya nosotros le acercaremos la información…”
Disculpe, ya ahí te pones serio al decirlo: Es la cuarta o quinta vez que hago
eso, y nadie me responde. Y del otro lado te dicen: “Ah, bueno, no. El/ella no
tiene obligación de responder. Ya contactará con usted si le interesa…”
Impresionante. Y lo más increíble es que todos cobran un
sueldo mensual: el programador de la página web, el que atiende el teléfono, el
que lleva la página del facebook, el técnico programador, el concejal que nunca
está, etc.,etc.
La burocracia es el castigo de los dioses, seguramente. Por
haber elegido un trabajo artístico…
© 29-6-2017
Temas propios y ajenos
Resulta que llamo directamente a un pub de la provincia de
Badajoz, a casi 600 km. desde Granada… “Hola si, mucho gusto, mira, llamaba
porque te envié varias veces mails con los proyectos musicales que llevo, pero
no sabía si los habías recibido, como no respondías…” Ah, si,si. Los vi… -es la
respuesta-, “… pero no me interesa, no, nosotros no programamos bandas de
versiones ni tributos, sólo grupos con talento y originalidad para escribir
canciones propias y tocarlas…”- Ah, perfecto!- respondo, conteniendo la
respiración-, “yo llevo 38 años escribiendo canciones propias, y precisamente
uno de los grupos que llevo, y que estaba en el mail que te envié, ANTIFACES
rock band, es un grupo de material propio, todas canciones rock de autor,
digamos…” Ah, si, eso si- mientras lo escuchaba pensaba porque no había acusado
el recibo antes, si estaba esa info en el mail que le envié…, pero me callé y
escuché: “ Y cuánto vale ese grupo, cuál es vuestro cachet?...” Respuesta:
“1200 euros. Eso incluye nuestras dietas, gastos de alquiler de furgo,
desplazamientos, peajes, etc…, pero podríamos hacerlo por menos, digamos, 600
euros, si tú nos cubres los gatos de traslado, alojamiento y cena…” Respuesta:
“¿1200 euros? ¿Pero quién los conoce? Acaso tienen disco editado? ¿Promoción
radial? ¿Salen en televisión?...” Respuesta, ya cansado: “Flaco, si yo tuviera
disco editado, promoción radial, tocara en los conciertos de Radio3, me
entrevistaran en revistas, diarios, etc., ¿no te parece que en vez de estar
negociando contigo no estaría negociando el auditorio municipal de tu
localidad, que tiene 450 butacas, pondría entradas anticipadas a 10 euros, 15
euros en taquilla, y me quitaría de toda esta charla…?” Respuesta: “Ah, no, no.
Nosotros acá pagamos a todos lo mismo:
300 euros. Y no pagamos ni hotel ni cena ni traslados ni nada…”
Maravilloso. Quieren la cerda, los veinte cerditos, y la
máquina de hacer chorizos… Pero lo peor es que tienen lista de espera de grupos
dispuestos a hacerse 500 o 600 km. para
tocar en su bar, por un dinero que ni siquiera cubre los gastos. Ahí está el
problema. El enemigo está adentro, siempre.
© Mario, 9-9-2017
La verdad es que no pienso… soy como los perros: puro
instinto
El facebook me pregunta en que pienso… la verdad es que ya
no pienso.. bah, ni siquiera quiero pensar… Esto de tratar de vender conciertos
agota… Sobre todo, por las respuestas… Hay cada uno…
Suelen decirme cuando llamo a un bar o sala para ofrecer
alguno de mis proyectos: “ah, si, si,ya sé quiénes son… Pero ustedes son muy
caros…” ¿Caros?, pregunto respirando suavecito… ¿Pagar una habitación de hotel
y darnos unos pinchos como cena te parece caro? ¡Si nosotros trabajamos a hotel
y cena más taquilla! ¡Más barato imposible! Nuestro cachet lo paga la gente:
¡sólo debes pegar carteles y agitar la cosas desde un mes antes!...”
“Ah, no, no”, suele ser la respuesta… “es que nosotros no
cobramos entrada…”
Ah, pero cobran las copas, verdad? Ah, eso si, claro…
“Claro, piensa uno. ¿Y porqué catzo la música debe ser
gratis?
Estas respuestas me hacen acordar al Loco Patricio, allá en
Villa Gesell, a fines de los ´80. El loco se ponía a dirigir el tráfico como un
policía de tránsito- y lo hacía bien, eh?, vestido con un traje marrón, y
corbata a juego… bah, al principio: meses después, ya era en bermudas, descalzo
y en camiseta-… El tema es que, cuando se aburría, se paraba en la esquina de 3
y 105, y paraba a todo el mundo diciendo: “Che, ¿no te sobra un pesito para
comprar cigarrillos?... Es que “no me cierran los números”…
Claro, acá pasa lo mismo, piensa uno. ¡Así nunca te van a
cerrar los números, man! ¿Con qué dinero piensas pagar al artista si no cobras
la entrada? ¿Metiendo la mano en tu bolsillo? Por eso estoy harto de ver salas
que se cierran… ¿Cómo no van a cerrar? ¿Cómo van a “cerrarle los números” con
ocho días al mes de trabajo- viernes y sábado, quizás algún jueves-, si no solo
no generan ingresos con la entrada, sino que, además, abren la caja para sacar
dinero y pagarle al artista- imagínense claramente cuánto pueden pagar, además…
Otra costumbre que cada vez se extiende más, y no entiendo
el porqué- bah, si lo entiendo: lo permiten los mismos músicos-, es trabajar “a
voluntad”… “¿Cómo?, le pregunté hace unos días hablando por teléfono, al dueño
de una sala de la mitad norte de España -¿vieron que diplomático que soy?-, “…
¿Cómo es eso de la voluntad?
“Si, me respondió convencido…” Acá la gente viene a mostrar
su arte, toca sin cobrar la entrada, y luego la gente deja en unas urnas que
ponemos en las mesas, lo que quiere dejar… Y con eso se pagan su cachet… Bueno,
eso y lo que saquen de vender sus discos, sus libros, etc. Porque lo principal,
ya sabes, es que puedan tener un lugar para mostrar su arte…”
Y me lo dijo - infiero, porque por teléfono no lo veía-, sin
ponerse colorado…
Así estamos, así nos va.
Pero la culpa no es del cerdo, sino de quien le da de comer,
ya se sabe. Y yo que me fui de mi casa
para vivir de tocar…
Basta por hoy.
© Mario Ojeda, 14-9-2017
A propósito del cachet
“Uno vale- tu cachet- la cantidad de entradas que vendas a
mil pelas… No mucho más que eso…” (Manolo Tena dixit)
“Si uno ama lo que hace, no lo sientes como que estés
trabajando…” (Marisa de Farasha Producciones, Granada)
Coincido total y absolutamente con ambas frases.
Harto estoy de escuchar a gente quejándose de cuánto
trabaja, o que su trabajo no le agrada… ¡pues cambia de trabajo! –aunque a
veces no se pueda, lo sé-…
Lo otro es aún más complejo: también estoy harto de ver o
escuchar “artistas” pedir cachets que superan, con creces, su verdadera
capacidad de convocatoria.
Por eso se excusan en aquello de “tú pagame el cachet y ya haces tu negocio, como si quieres poner el show a entrada libre, yo no quiero estar preocupándome por la venta de entradas…”
Por eso se excusan en aquello de “tú pagame el cachet y ya haces tu negocio, como si quieres poner el show a entrada libre, yo no quiero estar preocupándome por la venta de entradas…”
Y no, claro que no, sobre todo si tu cachet es tres veces el
aforo de un local, y ni siquiera poniendo una entrada a 5-6 euros eres capaz de
vender 100 entradas, tío…
En fin… La breve introducción viene a cuenta de “cuán jodida
puede ser a veces Granada…” (José Luis Pareja Rivas dixit)
Ayer nomás, me acerqué a la Sala Aliatar, pleno centro de
Granada, Puerta Real.
Un espectáculo de flamenco fusión de nivel internacional, el
dúo integrado por Jaco Abel, una casi leyenda del flamenco eléctrico, y un
joven –y talentosísimo, al igual que Jaco-, Julián Heredia en bajo de cinco
cuerdas.
Más “el Moreno” en batería y cajón flamenco, José Lopretti
en teclados, e invitados ilustres como Justo Heredia, Montse Cortés, y Manuel y
José Fernández en guitarra flamenca.
Pues bien… con entradas ¡a sólo seis euros!, conté 22
personas siendo optimistas- y ojalá haya pagado su entrada las 22- Así no se
puede…
Pero el gran problema de Granada no es sólo que la oferta
supera siempre a la demanda. No. El gran problema de Granada es la mala
costumbre estandarizada de no cobrar para ver un show. Es decir: demasiados
conciertos con dinero público, de Diputación, de ayuntamientos, de la
Universidad, de la Junta, etc, etc.
Entonces, ¿Qué ocurre? Que la gente se acostumbra a no
pagar.
Estaba yo saliendo del Aliatar, y había 8-10 personas en la
puerta, esperando dejaran libre la entrada para poder ingresar, y un par de
ellas les decían al portero: “¿Cómo? ¿Hay que pagar para entrar? ¡Si yo vengo
todos los días y no me cobran!...” Claro, respondía el portero. Pero hoy hay
concierto. Debes pagar la entrada si quieres pasar. “Ah, no…”, era la
respuesta. “Yo no pago. Yo me quedo acá hasta que liberen la entrada, y así al
menos veo las últimas canciones…”
Así nos va. Tapas grandes, bebidas baratas. Una ciudad fantástica.
Pero nadie quiere pagar una entrada para apoyar a la música en directo. Por los
mismos de siempre si, por esos se pagan entradas de 60, 80 y hasta 90 euros. Aunque
suspendan shows por falta de venta, por que no van a verlos ni la familia, o
por gastroenteritis comprobada. Para esos, si. Para el resto, nones. Triste,
muy triste.
© Mario Ojeda, 16-9-2017