miércoles, 17 de enero de 2018

Lecciones de urbanidad sin coste Vol.1





La paradoja de lo imposible-

La paradoja del facebook – o de lo imposible-: le envias mails a un ayuntamiento, por ejemplo, y no dan acuse de recibo. Nada. Ni un “por ahí te pudras”…
Le escribes el mismo mensaje al Facebook, y la primera vez te dicen: “Gracias por la info. Se lo reenviamos a la persona competente –que jamás da tampoco señales de recibo, eso lo agrego yo-“. La segunda vez, te dicen: “Este no es lugar para enviar esta información. Escriba por favor directamente al ayuntamiento…” Así que, google mediante, entras a la página web del ayuntamiento en cuestión. ¡Y en ninguna lado aparece la dirección de mail del programador de cultura o fiestas!...
Entonces, invocando a los dioses, llamas directamente al Ayuntamiento, pidiendo hablar con el concejal de Cultura o Fiestas, y te dicen: “Ah, el no viene casi nunca por acá…” Ok, le dices, al borde ya del ataque de nervios. ¿Me podrías suministrar su dirección de mail? Es para enviarle una información sobre los distintos proyectos musicales que llevo, también algunas cosas de teatro…” Ah, te responde el interlocutor. Envíelo directamente a la dirección del ayuntamiento, que ya nosotros le acercaremos la información…” Disculpe, ya ahí te pones serio al decirlo: Es la cuarta o quinta vez que hago eso, y nadie me responde. Y del otro lado te dicen: “Ah, bueno, no. El/ella no tiene obligación de responder. Ya contactará con usted si le interesa…”
Impresionante. Y lo más increíble es que todos cobran un sueldo mensual: el programador de la página web, el que atiende el teléfono, el que lleva la página del facebook, el técnico programador, el concejal que nunca está, etc.,etc.
La burocracia es el castigo de los dioses, seguramente. Por haber elegido un trabajo artístico…

© 29-6-2017

Temas propios y ajenos

Resulta que llamo directamente a un pub de la provincia de Badajoz, a casi 600 km. desde Granada… “Hola si, mucho gusto, mira, llamaba porque te envié varias veces mails con los proyectos musicales que llevo, pero no sabía si los habías recibido, como no respondías…” Ah, si,si. Los vi… -es la respuesta-, “… pero no me interesa, no, nosotros no programamos bandas de versiones ni tributos, sólo grupos con talento y originalidad para escribir canciones propias y tocarlas…”- Ah, perfecto!- respondo, conteniendo la respiración-, “yo llevo 38 años escribiendo canciones propias, y precisamente uno de los grupos que llevo, y que estaba en el mail que te envié, ANTIFACES rock band, es un grupo de material propio, todas canciones rock de autor, digamos…” Ah, si, eso si- mientras lo escuchaba pensaba porque no había acusado el recibo antes, si estaba esa info en el mail que le envié…, pero me callé y escuché: “ Y cuánto vale ese grupo, cuál es vuestro cachet?...” Respuesta: “1200 euros. Eso incluye nuestras dietas, gastos de alquiler de furgo, desplazamientos, peajes, etc…, pero podríamos hacerlo por menos, digamos, 600 euros, si tú nos cubres los gatos de traslado, alojamiento y cena…” Respuesta: “¿1200 euros? ¿Pero quién los conoce? Acaso tienen disco editado? ¿Promoción radial? ¿Salen en televisión?...” Respuesta, ya cansado: “Flaco, si yo tuviera disco editado, promoción radial, tocara en los conciertos de Radio3, me entrevistaran en revistas, diarios, etc., ¿no te parece que en vez de estar negociando contigo no estaría negociando el auditorio municipal de tu localidad, que tiene 450 butacas, pondría entradas anticipadas a 10 euros, 15 euros en taquilla, y me quitaría de toda esta charla…?” Respuesta: “Ah, no, no. Nosotros acá pagamos a todos lo  mismo: 300 euros. Y no pagamos ni hotel ni cena ni traslados ni nada…”
Maravilloso. Quieren la cerda, los veinte cerditos, y la máquina de hacer chorizos… Pero lo peor es que tienen lista de espera de grupos dispuestos  a hacerse 500 o 600 km. para tocar en su bar, por un dinero que ni siquiera cubre los gastos. Ahí está el problema. El enemigo está adentro, siempre.

© Mario, 9-9-2017

La verdad es que no pienso… soy como los perros: puro instinto

El facebook me pregunta en que pienso… la verdad es que ya no pienso.. bah, ni siquiera quiero pensar… Esto de tratar de vender conciertos agota… Sobre todo, por las respuestas… Hay cada uno…
Suelen decirme cuando llamo a un bar o sala para ofrecer alguno de mis proyectos: “ah, si, si,ya sé quiénes son… Pero ustedes son muy caros…” ¿Caros?, pregunto respirando suavecito… ¿Pagar una habitación de hotel y darnos unos pinchos como cena te parece caro? ¡Si nosotros trabajamos a hotel y cena más taquilla! ¡Más barato imposible! Nuestro cachet lo paga la gente: ¡sólo debes pegar carteles y agitar la cosas desde un mes antes!...”
“Ah, no, no”, suele ser la respuesta… “es que nosotros no cobramos entrada…”
Ah, pero cobran las copas, verdad? Ah, eso si, claro…
“Claro, piensa uno. ¿Y porqué catzo la música debe ser gratis?
Estas respuestas me hacen acordar al Loco Patricio, allá en Villa Gesell, a fines de los ´80. El loco se ponía a dirigir el tráfico como un policía de tránsito- y lo hacía bien, eh?, vestido con un traje marrón, y corbata a juego… bah, al principio: meses después, ya era en bermudas, descalzo y en camiseta-… El tema es que, cuando se aburría, se paraba en la esquina de 3 y 105, y paraba a todo el mundo diciendo: “Che, ¿no te sobra un pesito para comprar cigarrillos?... Es que “no me cierran los números”…
Claro, acá pasa lo mismo, piensa uno. ¡Así nunca te van a cerrar los números, man! ¿Con qué dinero piensas pagar al artista si no cobras la entrada? ¿Metiendo la mano en tu bolsillo? Por eso estoy harto de ver salas que se cierran… ¿Cómo no van a cerrar? ¿Cómo van a “cerrarle los números” con ocho días al mes de trabajo- viernes y sábado, quizás algún jueves-, si no solo no generan ingresos con la entrada, sino que, además, abren la caja para sacar dinero y pagarle al artista- imagínense claramente cuánto pueden pagar, además…
Otra costumbre que cada vez se extiende más, y no entiendo el porqué- bah, si lo entiendo: lo permiten los mismos músicos-, es trabajar “a voluntad”… “¿Cómo?, le pregunté hace unos días hablando por teléfono, al dueño de una sala de la mitad norte de España -¿vieron que diplomático que soy?-, “… ¿Cómo es eso de la voluntad?
“Si, me respondió convencido…” Acá la gente viene a mostrar su arte, toca sin cobrar la entrada, y luego la gente deja en unas urnas que ponemos en las mesas, lo que quiere dejar… Y con eso se pagan su cachet… Bueno, eso y lo que saquen de vender sus discos, sus libros, etc. Porque lo principal, ya sabes, es que puedan tener un lugar para mostrar su arte…”
Y me lo dijo - infiero, porque por teléfono no lo veía-, sin ponerse colorado…
Así estamos, así nos va.
Pero la culpa no es del cerdo, sino de quien le da de comer, ya se sabe. Y yo que me fui de mi  casa para vivir de tocar…
Basta por hoy.

© Mario Ojeda, 14-9-2017



A propósito del cachet

“Uno vale- tu cachet- la cantidad de entradas que vendas a mil pelas… No mucho más que eso…” (Manolo Tena dixit)
“Si uno ama lo que hace, no lo sientes como que estés trabajando…” (Marisa de Farasha Producciones, Granada)
Coincido total y absolutamente con ambas frases.
Harto estoy de escuchar a gente quejándose de cuánto trabaja, o que su trabajo no le agrada… ¡pues cambia de trabajo! –aunque a veces no se pueda, lo sé-…
Lo otro es aún más complejo: también estoy harto de ver o escuchar “artistas” pedir cachets que superan, con creces, su verdadera capacidad de convocatoria.
Por eso se excusan en aquello de “tú pagame el cachet y ya haces tu negocio, como si quieres poner el show a entrada libre, yo no quiero estar preocupándome por la venta de entradas…”
Y no, claro que no, sobre todo si tu cachet es tres veces el aforo de un local, y ni siquiera poniendo una entrada a 5-6 euros eres capaz de vender 100 entradas, tío…
En fin… La breve introducción viene a cuenta de “cuán jodida puede ser a veces Granada…” (José Luis Pareja Rivas dixit)
Ayer nomás, me acerqué a la Sala Aliatar, pleno centro de Granada, Puerta Real.
Un espectáculo de flamenco fusión de nivel internacional, el dúo integrado por Jaco Abel, una casi leyenda del flamenco eléctrico, y un joven –y talentosísimo, al igual que Jaco-, Julián Heredia en bajo de cinco cuerdas.
Más “el Moreno” en batería y cajón flamenco, José Lopretti en teclados, e invitados ilustres como Justo Heredia, Montse Cortés, y Manuel y José Fernández en guitarra flamenca.
Pues bien… con entradas ¡a sólo seis euros!, conté 22 personas siendo optimistas- y ojalá haya pagado su entrada las 22- Así no se puede…
Pero el gran problema de Granada no es sólo que la oferta supera siempre a la demanda. No. El gran problema de Granada es la mala costumbre estandarizada de no cobrar para ver un show. Es decir: demasiados conciertos con dinero público, de Diputación, de ayuntamientos, de la Universidad, de la Junta, etc, etc.
Entonces, ¿Qué ocurre? Que la gente se acostumbra a no pagar.
Estaba yo saliendo del Aliatar, y había 8-10 personas en la puerta, esperando dejaran libre la entrada para poder ingresar, y un par de ellas les decían al portero: “¿Cómo? ¿Hay que pagar para entrar? ¡Si yo vengo todos los días y no me cobran!...” Claro, respondía el portero. Pero hoy hay concierto. Debes pagar la entrada si quieres pasar. “Ah, no…”, era la respuesta. “Yo no pago. Yo me quedo acá hasta que liberen la entrada, y así al menos veo las últimas canciones…”
Así nos va. Tapas grandes, bebidas baratas. Una ciudad fantástica. Pero nadie quiere pagar una entrada para apoyar a la música en directo. Por los mismos de siempre si, por esos se pagan entradas de 60, 80 y hasta 90 euros. Aunque suspendan shows por falta de venta, por que no van a verlos ni la familia, o por gastroenteritis comprobada. Para esos, si. Para el resto, nones. Triste, muy triste.

© Mario Ojeda, 16-9-2017

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